Mi Nombre

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CSG\ •óol Exciiia Saldaña MI NOMBRE l Wtt 1 ?T^£» Excilia Saldaña MI NOMBRE * M . L í RCÜLANTi ® Ediciones UNIÓN I OHI l"/ ( - MI NOMBRE contemporáneos Edición: Bertha Hernández López Diseño de cubierta: Gipsy Duque-Estrada Ilustración de cubierta: Arnaldo Larrinaga Diagramación: Beatriz Pérez Rodríguez © Heredero de Excilia Saldaña, 2003 © Sobre la presente edición: Ediciones UNIÓN, 2003 ISBN 959-209-497-7 m Ediciones UNIÓN Unión de Escritores y Artistas de Cuba Calle 17 no. 354 e/ G y H, El Vedado, Ciudad de La Habana E-mail: [email protected] DE ESTE SALTERIO Más allá de sus tiempos y dádivas, los poemas de este libro salvo el que lo culmina, son pasos hacia ese poema mayor de Excilia Saldaña: "Mi Nombre". Aunque algunos los haya escrito después, todos le anteceden; aunque ninguno lo iguale, todos en él y por él se justifican. El encaminarse todos hacia él, les da una dirección escarpada, que al final se siente necesaria, sin que falten recodos de brasa hogareña, ni balcones de roca y aire, y un mirador para los temas que suben como cabras: "En el corazón de un poeta". Los otros pilares y arcos de este edificio invisible en movimiento ascendente —"Monólogo de la esposa", "Réquiem por una estirpe", "Okán iyá"— no obstante sus vastos, agónicos sibilinos parlamentos, también conducen hacia. Con esto queda dicho que el libro respira su unidad de telar abierto allá arriba, cargándose a sí mismo sin más tragedia que la inevitable, uno como ella; y el prurito antologizante no debiera privarlo de sus tentaciones menos resistidas: también ellas son necesarias, como los peligros de las anagnórisis y la catarsis, al criollo modo. Valiéndose libremente de las artimañas y voluptuosidades de la intertextualidad (Lezama, Guillen, Lorca, ¡San Juan de la Cruz!), la autora, en su prueba de fuego de los cinco picos, se planta de rompe y rasga, valiente, asumidora, en su patio de espiral comunicante con las raíces y las constelaciones. No teme a lo grande, lo busca, lo tantea, lo provoca, rara cosa hoy. No teme recrearse, real e ideal, en el río de la poesía cubana, 5 sumarse a él, seguir con él, orgulloso. No teme a los i grandes temas que hacen del sexo un texto más disfrutado por la Sulamita que por el psiquiatra. No teme: escribe, canta y canturrea, sentencia en el fogón, apostrofa en la calle, despluma el complejo, inviste la familia, invoca al esposo. Increpa, salmodia. Se aniña, se crece. No cede, recia en lo tierno. Su verso libre asonantado le da una resonancia de romance grande, agrandado, sombra ambiciosa de sí, con entrecuerdas copleras de cierta gitanería mulata natural, cosas de la sangre más que de la letra; y sobre todo, ese viento caribe que premia el sudor, o las lágrimas, sin enjugarlos; que infunde fuerza, gracia, ánimo, jaleo, son. Y como sin tanto fuera poco, sabe quedarse sola para decir: "una mujer dejaba que llorara por ella la pila del fregadero "; "el dolor, es el sitio silencioso de la risa". Versos que sólo el misterio de la pobreza engendra. Que nos sorprenden como nuevas criaturas a nuestro amparo, que nos amparan fuertes. Versos clamantes o transidos que trepan, llorando y riéndose, hacia donde está esperándonos, parto de un espacio mayor para la poesía cubana, fondo de tan venturoso vuelo, la hazaña de nombrar el nombre mismo del corazón desnudo, cuyo impetuoso latir es el único asunto de este salterio. ClNTIO VlTIER Todo puede ser CERVANTES Abuela, desmemoriada de la muerte, yo te sigo siendo fiel Mario Ernesto, estos son sólo mis poemas, no los tengo mejores. Mi consuelo es que tú trae