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Juan Goytisolo, uno de los novelistas españoles más relevantes y de mayor proyección internacional, concibe la escritura como un permanente riesgo, un salto en el vacío. Paisajes después de la batalla, libro que prefigura desde la ficción los ensayos autobiográficos del autor, es una novela marcada por la hiriente, a veces violenta exploración de los territorios del yo y de los valores sociales, aquí sometidos al efecto de una casi destructora irrisión. Esta fábula sin ninguna moralidad aspira a hacer ver, mediante la vía del humor, tanto la trama de una verdad subjetiva como los tópicos y los valores caducos sobre los cuales se fundan nuestras sociedades actuales. Autor, narrador y personaje se confunden en un todo que subvierte los principios tradicionales del relato. Enclaustrado en su refugio del abigarrado barrio parisiense del Sentier, un personaje solitario que mantendrá a lo largo de la obra unas curiosas relaciones afectivas con su invisible mujer alterna sus inquietudes políticas —a través de sus contactos con misteriosas organizaciones terroristas extranjeras— con la exposición de sus catastróficas previsiones ecológicas y unas apremiantes fantasías sexuales próximas al mundo infantil del creador de Alicia en el país de las maravillas. Su excentricidad es tal vez una defensa contra la normalización de nuestra época. Doblemente exiliado de su país y su tiempo, sólo se reconoce en la dispersión: sus ideas, sentimientos, pulsiones tiran por diferentes caminos, ajenos a un pasado abolido, cambiante. En el juego de las relaciones existentes entre el héroe-amanuense y el escritor del libro, complicadas con la intervención de un homónimo colaborador del diario El País, replantea no sólo de forma original el Problema de la autoría del texto sino también el de las conexiones de éste con el lector que lo recrea. Concebida como un rompecabezas cuyas piezas se van ajustando conforme se avanza en la novela, Paisajes después de la batalla invita igualmente a una lectura árabe de ésta: de derecha a izquierda, del supuesto final al falso principio, partiendo de la génesis de su escritura a la descomunal hecatombe soñada por el protagonista.
Juan Goytisolo
Paisajes después de la batalla
Juan Goytisolo, 1982
Ils mettaient en doute la probleté des hommbes, la chasteté des femmes, l’intelligence du gouvernement, le bon sens du peuple, enfin sapaient les bases. GUSTAVE FLAUVERT Bouvard et Pècuchet
Agradecimientos.
El autor agradece a los corresponsales anónimos de Liberatión su participación involuntaria en la obra; a su presunto homónimo, el remoto e invisible escritor «Juan Goytisolo», la reproducción de sus dudosas fantasías científicas aparecidas en el diario El País; igualmente a la DAAD de Berlín la beca que le permitió concluir la novela en Kreuzberg en una adecuada atmósfera de estimulo y tranquilidad.
LA HECATOMBE
Hasta entonces, el mal —para llamar de alguna manera a aquel conjunto sobrecogedor de circunstancias sólo inopinado en apariencia—, se había insinuado poco a poco, por etapas, de un modo sigiloso y a primera vista inocuo, quizá con el deliberado propósito de no alarmar a los vecinos, sensibilizados, por la misma textura heteróclita del bardo, a la pérdida de su primitivo carácter familiar, casi íntimo, a causa de la penetración paulatina, la acción disgregadora y funesta de elementos abigarrados y foráneos, cuya vistosa y finalmente abrumadora presencia se iba transformando, no cabía de ello la menor duda, en una invasión en toda regla. No obstante, volviendo la mirada atrás y analizando las cosas con un enfoque retrospectivo, parecía obvio que aquella acumulación de indicios no era simple producto de la casualidad sino llevaba, por así decirlo, su propia dinámica, una dinámica todavía oculta, como ese caudal de agua enterrada que se hincha y agranda antes de aflorar súbi