Las Teorias De La Causalidad

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LAS TEORIAS DE LA. CAUSALIDAD M. Bunge- F. Halbwachs- Th. S. Kuhn L. Rosenfeld - J. Piaget Las teorías de la causalidad ~~~~ Uf1iVHI~IOAO ~lllUI,A Otl Pilm B8BliOTECA co~~P~A Ediciones Sígueme - Salamanca 1977 Tradujo: Miguel A. Quintanilla Título original: Les théories de la causalité © Presses Universitaires de France, París 1971 © Ediciones Sígueme, 1977 Apartado 332 - Salamanca (España) ISBN 84-301-0446-1 Depósito legal: S. 40. 1977 Printed in Spain Gráfi> aparece aqui como ligada a un particularidad del tratamiento matemático que tenemos que hacer para :reconstruir teóricamente el movimiento a partir de su legalidad circular pero, desde luego, ésta es también una característica objetiva de la causalidad fisica: la naturaleza «tiene en cuenta» estas condiciones en la producción del fenómeno de la misma forma que nosotros la tenemos en cuenta en nuestro cálculo. Hay otro aspecto de la causalidad, o si se quiere un aspecto de los fenómenos, que es complementario de la causalidad entendida en sentido estricto, y que constituye igualmente el objeto de numerosas experiencias en el Centro de Epistemología Genética. Es el aspecto aleatorio de los fenómenos que se induyen en el concepto más bien vago de azar. A primera vista parece que en las distribuciones estadísticas se alcanza una legalidad particular que no está ligada a una causalidad sino a una ausencia, o mejor a una laguna, de la causalidad. Más precisamente, en :relación con lo que hemos dicho más arriba 42 sobre el principio de razón suficiente y la noción de simetría, nos encontramos ante un caso en que la ausencia de disimetría excluye una determinación causal estricta del fenómeno. Asi, en una partida de dados, si el número de tiradas es suficientemente grande, cada cara saldrá sensiblemente el mismo número de veces, puesto que ninguna disimetría viene a favorecer a tal o cual número. A partir del estadio operatorio el niño es perfectamente capaz de comprender este proceso y de prever el resultadq, aun en casos relativamente complicados, como han demostrado las experiencias de Vinh Bang sobre la ley binomial. Sucesivamente se introducen unas bolas en un canal vertical que alimenta escalones inferiores de canales dispuestos en zig-zag de forma que a la salida de cada uno de ellos las bolas chocan con un tope que las desvía bien sea a la derecha o bien a la izquierda, al azar. Se trata de prever la ley de distribución estadística de las bolas cuando llegan al último escalón. Los niños logran sin dificultad combinar dicotomías sucesivas desde el momento en que han comprendido cómo juega el azar en cada tope y se ve muy claramente cómo llegan a dominar esta distribución elemental proyectándose ellos mismos sobre el fenómeno y atribuyendo sus operaciones a los propios objetos: las bolas «dudan», «no saben si deben ir a izquierda o derecha», etc. Por lo demás, un caso como este, en el que se trata de una verdadera ausencia de causalidad, es decir, de un fenómeno simple que no comporta disimetría causal, no es el más interesante para el físico. El caso más general, el que plantea problemas, es aquel en el que hay combinación de una lry causal y de una lry aleatoria. Por ejemplo, supongamos un arma automática rígidamente fijada sobre un afuste y que dispara balas idénticas utilizando cargas idénticas. Parece que, como las condiciones de cada movimiento son las mismas, todas las balas deberían alcanzar el objetivo en el mismo punto. Yc~fectiva­ mente el tratamiento físico del problema utiliza las leyes de la balística, atendiendo a la resistencia del aire y calcula un punto de impacto bien determinado, expresión del principio subyacente a todo el cálculo, y más en general a toda la física, según el cual «las mismas causas producen los mismos efectos>>. 43 Pero en realidad sabemos muy bien que nunca obtendr