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Señas de identidad nos cuenta el fugaz regreso a la España de 1963 de Alvaro Mendiola (alter ego del autor), hijo díscolo de una familia de la burguesía catalana, exiliado voluntariamente desde diez años antes en París, donde está empleado como fotógrafo en una agencia de prensa. El autor narra cómo Mendiola, cuyo maltrecho corazón acaba de producirle un desmayo en la capital francesa, vuelve a su Barcelona natal en busca de su identidad perdida. Utilizando novedosos procedimientos narrativos para aquella época, se suceden artículos periodísticos, cartas, poemas en prosa e incluso informes de la policía. Los recuerdos de la represión social y política, de su padre, o la actividad de oposición al régimen hacen que Alvaro Mendiola se sienta tan desarraigado en España como lo está en Francia. Con Señas de identidad dio comienzo una de las más fascinantes aventuras de la novelística española del siglo XX: la llevada a cabo por su autor desde entonces. Juan Goytisolo Señas de identidad Título original: Señas de identidad Juan Goytisolo, 1966 Para Monique, siempre Prólogo Juan Bonilla Señas de identidad es la novela con la que Juan Goytisolo empieza a ser Juan Goytisolo. Es bien cierto que desde sus primeros libros Goytisolo luchó por encontrar una identidad auténtica, y en esa búsqueda insomne ha llegado, en palabras de Juan A. Masoliver Ródenas, a una radical desacralización de los valores establecidos. Señas de identidad inaugura pues la etapa esencial de la obra narrativa de Juan Goytisolo, aquella en la que se hallan sus obras principales, timbradas todas por la arriesgada indagación de los recursos expresivos y por el examen minucioso del presente y las mentiras de la historia reciente de nuestro país. Como sus admirados Blanco White y Cernuda, la mirada de Goytisolo no necesita disfraces, va exigiendo la pura verdad, a sabiendas de que en esa búsqueda es imposible no toparse con la decepción. La huella de Cernuda es tan evidente en Señas de identidad que uno de los recursos esenciales en la poesía del autor sevillano es llevado aquí a su extremo: el empleo del tú testaferro, esa segunda persona utilizada por el autor para susurrarse a sí mismo como si fuera a otro lo que va aconteciéndole. Y no es exagerada ni está, traída por los pelos la mención de Cernuda: la prosa narrativa de Goytisolo se caracteriza por un aliento poético constante, pues, como él mismo ha confesado en alguna ocasión, aspira a un modelo de literatura prosódica que prefiere ser recitada a ser leída, pues entiende que hay un oído literario como hay un oído musical. En esa búsqueda de una literatura para leer en voz alta, hay un evidente entronque entre la literatura de vanguardia —Joyce, esencialmente— con la literatura medieval —el Arcipreste de Hita es otro de los maestros germinativos de Goytisolo—. Así pues la propuesta de Señas de identidad se continuará de forma imparable, coherente y ascendente en obras posteriores, Reivindicación del conde don Julián, Juan Sin Tierra (que están hermanadas con ella), Makbara, La saga de los Marx, La carajicomedia, Las semanas del jardín. Señas de identidad, como corresponde a una obra que dice cosas que son dichas para que sea peligroso oírlas, se tuvo que publicar en México en 1966 y hasta el año 76 no circuló por España. Juan Goytisolo se marchó de España en el otoño del año 56, si bien no fue hasta 1964 cuando rompió lazos con su país de origen, al empezar a escribir y firmar con su nombre en la prensa francesa. Desde el año 62 hasta el 76 la totalidad de su obra estuvo prohibida en España. Hago mención de estas fechas para probar que la relación conflictiva de Goytisolo con España ha terminado siendo apenas un tema literario: España es la Ítaca de la obra de Goytisolo, una imagen poética que le ha servido para reflexionar acerca de las miserias de un tiempo en el que la aute