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"Piedad para los hombres que todos los días luchan en las fronteras del infinito". (Apollinaire)
PROLOCO I
Este libro ha sido escrito por todos los que me habitan. Es un ejercicio de democracia esquizofrénica. Carece de las unidades tradicionales de la composición aunque aspira a lograr la unidad atmosférica que tienen las orquestas de jazz donde cada quien hace lo suyo en armonía con lo que hacen los demás. Proviene del hemisferio derecho del cerebro y es el izquierdo quien dirige y ejecuta la partitura. Está escrito para el cuerpo, esperando que el alma se lo venda a la cabeza. Las únicas verdades que encontrarás en él serán las que tu corazón sienta como tales. Se recomienda su lectura en los baños, únicos lugares privados que quedan en este mundo atiborrado para sentarse a evacuar una lectura, que de paso sea dicho, es bastante fácil pues se puede empezar a leer por cualquier parte y da lo mismo. Si lo entiendes magnífico, si no, no te hagas mala sangre, simplemente pásaselo a alguien de la generación siguiente y así sucesivamente. A amigos y enemigos, por igual, se lo puedes regalar. Si te parece basura, antes de quemarlo piensa que a veces el problema no es la boca del otro sino el oído propio. Si a pesar de la reflexión te sigue pareciendo basura, pregúntate quién en ti anda comprando basura. Si te aporta claridad, con la misma te comportes, que este no es un viaje de turistas sino de Magallanes, magullones y mamagallistas que buscamos el amor donde nadie lo ha encontrado a ver si damos con las pistas de la santa mutación que se nos vino encima.
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LUIS
ENRIQUE
MEJIA
D.
PROLOCO II
Hace 2.000 años, San Pablo se preguntaba: "¿Por qué hago el mal que no quiero y dejo de hacer el bien que deseo?" Modernamente podríamos parodiar a San Pablo y preguntarnos lo mismo: ¿Por qué el mal que no queremos copa los noticieros y del bien que deseamos, no tenemos ni noticias? Es asombroso constatar cómo en el ser humano actual el adelanto técnico sólo es superado por el retraso ético. Impacta el contraste entre el vuelo de su pensamiento y el reptar de su conducta. Se tiene la impresión de que ignora que la luz de sus ojos también sirve para aclarar las oscuridades del comportamiento y que la conciencia es, precisamente, la resultante de iluminar la inconciencia. ¿Por qué repetimos incesantemente el mal que no queremos? ¿Será que hemos indagado mucho sobre el bien que no hacemos y muy poco sobre el mal que nos hacemos? ¿Será que el mal que San Pablo hacía sin querer, no era otra cosa que la conducta alterada de su sombra despreciada o su ignorado demonio? ¿O será que el bien que deseaba y no realizaba estaba escondido en la sombra negada, como el diamante en el carbón o la semilla en la tierra? Cuenta el cuento que Peter Pan no crecía porque de sombra carecía. Que sólo cuando Wendy a sus pies se la cosió, a crecer el niño comenzó. Y dicen que fue entonces cuando Peter de la Tierra de Nunca Jamás seré un adulto, se salió. Algo peterpanesco está sucediendo en el planeta. Una tecnología nacida de la expansión del cerebro y el encogimiento del corazón, nos está dejando en manos de niños patetas jugando con artefactos fatales. Una peligrosa combinación que bien podría llevarnos a ser despertados, como San Pablo, por el rayo que lo bajó del caballo. Hay que hacer algo porque si no algo nos hacen. De pronto rebelarnos contra la cobardía que nos impide revelarnos, a ver si logramos la claridad que nos permita desorganizar lo que no ha dado resultado para poder organizar algo que resulte.
PROLOCO III
Cae como un rayo silencioso partiendo en dos tu realidad. Llega como un demonio terrible cargado de resplandores angélicos. Te deja donde no estabas y enfrentado a quien no eras. Esquizofrenia es una palabra que te puede convertir en carne de psiquiatra o en carne para el verbo